Derrotas
Derrota.
Mi
tío abuelo Luís Delgado fue oficial del ejército fiel a la república.
Me
contaba cómo, con Enrique Lister, frenó a las tropas fascistas en
la Batalla del Ebro.
Pero
al final la afrenta contra el pueblo resultó ganadora.
Vivió
encarcelado por las manos de los traidores, casi treinta años.
Cuando
salió de la cárcel Ina, la novia que le acompañó al entrar, le
estaba esperando.
Ella
con su pelo cano, él con su vieja barba oculta de polvo.
Su
noviazgo les duró lo que les duró la vida.
Luís,
comunista convencido, lloró de alegría cuando ganó las elecciones
Felipe González.
Tenía
la sensación que al final los sacrificios de sus vidas no habían
sido en vano,... y él había vivido para verlo!. Después González
metió a España en la OTAN.
Luís
con la mirada perdida y un rictus amargo no pronunció ni una sola
palabra.
Murió
con Alzheimer pocos años después.
Ina
le enterró en el cementerio civil de Valencia.
El
cariño por Luís la mantuvo viva.
Sin
él Ina murió enseguida.
Nunca
le oí hablar de Felipe González, pero sí recuerdo que Ina era la
persona que más besos me daba por segundo.
Derrota,
y dos.
Mi
padre también contrajo Alzheimer. Un día me dijo “Lo importante
es no participar”
Ese
día supe que el Alzheimer era el refugio de las perdedoras.
Ese
día sentí que yo ya también tenía Alzheimer.
Qué
poco simpáticos me parecen Franco y González.
Comentarios
Publicar un comentario